Un retrato cansado
Cuando es más fácil un no rotundo que un sí cansado.
Cuando suenan los acordes del silencio en la cueva del dragón.
Cuando se acaban los azules de entre las cortinas.
Cuando una piel se abre por falta de agua.
Cuando un angel desprecia el saludo de su creador.
Cuando las piedras se trepan a la montaña.
Cuando se apaga una hoguera.
Cuando crecen los espacios entre las letras de los libros.
Cuando las confianzas se martirizan con su agonía.
Cuando el mármol ya deja de ser frío.
Cuando se acopla una copia del espejo.
Cuando el agua se evapora en neta concomitancia con el ambiente.
Cuando todo tiende hacia la entropía absoluta.
Cuando mi amarga conciencia se llena de juegos.
Cuando no creo, y vuelvo a mi plaza.
Cuando la arena me envuelve otra vez.
Cuando me aplaco con una gota de almíbar.
Cuando la manzana se ha devorado a si misma.
Cuando me caigo de mis hombros y me miro desde abajo.
Cuando me sé sal del desierto y sin embargo endulzo.
Cuando la mosca se pierde entre la ventana y las rejas.
Cuando suena un teléfono.
Cuando no.
Cuando me voy.
Cuando vuelvo.
Cuando las raíces se queman en su desviado amor por la tierra.
Cuando la ceniza vuelve a ser néctar.
Cuando me consumo como antorcha apagada.
Y sin embargo...
La cueva está en ténue penumbra.
Cuando suenan los acordes del silencio en la cueva del dragón.
Cuando se acaban los azules de entre las cortinas.
Cuando una piel se abre por falta de agua.
Cuando un angel desprecia el saludo de su creador.
Cuando las piedras se trepan a la montaña.
Cuando se apaga una hoguera.
Cuando crecen los espacios entre las letras de los libros.
Cuando las confianzas se martirizan con su agonía.
Cuando el mármol ya deja de ser frío.
Cuando se acopla una copia del espejo.
Cuando el agua se evapora en neta concomitancia con el ambiente.
Cuando todo tiende hacia la entropía absoluta.
Cuando mi amarga conciencia se llena de juegos.
Cuando no creo, y vuelvo a mi plaza.
Cuando la arena me envuelve otra vez.
Cuando me aplaco con una gota de almíbar.
Cuando la manzana se ha devorado a si misma.
Cuando me caigo de mis hombros y me miro desde abajo.
Cuando me sé sal del desierto y sin embargo endulzo.
Cuando la mosca se pierde entre la ventana y las rejas.
Cuando suena un teléfono.
Cuando no.
Cuando me voy.
Cuando vuelvo.
Cuando las raíces se queman en su desviado amor por la tierra.
Cuando la ceniza vuelve a ser néctar.
Cuando me consumo como antorcha apagada.
Y sin embargo...
La cueva está en ténue penumbra.